Dos poemas de la poeta uruguaya Juana de Ibarbourou: "La higuera" y "Rebelde"
Vida y obra
Juana Fernández de Ibarbourou (1895-1979) nació en Melo, Uruguay. Disfrutó de una infancia muy alegre y nunca echó de menos la falta de estudios superiores. Frecuentó apenas la escuela primaria religiosa y la estatal, sin haberse jamás distinguido como buena alumna. Manifestó desde niña una marcada inclinación por la poesía y a la edad de ocho años publicó sus primeros versos en un periódico local. A los veinte años se casó con el capitán Lucas Ibarbourou, cuyo apellido usaría en todos sus escritos. Vivió con su marido y su único hijo en varias partes del país hasta 1918, cuando se estableció con la familia definitivamente en Montevideo. Allí publicó sus primeros poemarios, Las lenguas de diamante (1919) y Raíz salvaje (1920), que le ganaron en seguida la aclamación del público. Durante los diez años siguientes intensificó sus actividades literarias, publicando obras como La rosa de los vientos (1930), Perdida (1950), Azor (1953), Romances del destino (1954) y Oro y tormenta (1956). En homenaje a la popularidad de su poesía en el mundo hispánico, le fue conferido en 1927 el apelativo cariñoso de “Juana de las Américas”. Dos décadas más tarde fue nombrada miembro de la Academia Nacional de Letras de Uruguay (1947). Para más información sobre su vida, consúltese <https://www.escritores.org/biografias/350-juana-de-ibarbourou>.
La autora y su contexto
La obra de Ibarbourou difiere de la de sus contemporáneas posmodernistas en no manifestar la angustia y desesperación que aparecen en la obra de poetas como Gabriela Mistral, Alfonsina Storni y Delmira Agustini. En cambio, su poesía refleja la satisfacción y la alegría de vivir de una mujer plenamente realizada como esposa, madre y escritora. En su primera y mejor obra, Lenguas de diamante, especie de manifiesto humano y artístico, Ibarbourou concibe la vida como algo bello, puro y real—algo semejante al agua del arroyo, a la flor o al campo oloroso. Sostiene que no quiere más que amar y ser amada, libre de restricciones morales o religiosas, como lo son las formas sensuales e íntimas de la naturaleza. El culto a los placeres de la vida se contrasta en la poesía de Ibarbourou con su obstinación de no aceptar la muerte como una realidad definitiva. Uno de sus temas favoritos es, de hecho, el de la transmigración del alma. A través de este motivo, la poeta expresa su firme determinación de triunfar sobre la muerte—a la que representa con imágenes como la sombra, el frío y la noche. En contraste, el deseo de volver a vivir, y a vivir intensamente—igual que la luz—asume la forma de una llama brillante, una de sus imágenes favoritas y recurrentes.
Para leer el poema "La higuera", pinchad aquí.
Preguntas de comprensión para “La higuera”
1. ¿Por qué siente la poeta piedad por la higuera? 2. ¿Cómo está descrita la higuera? 3. ¿Qué le dice la voz poética a la higuera y por qué se lo dice? 4. ¿Cómo se puede interpretar la estrofa final?
Para leer el poema "Rebelde", pinchad aquí.
Preguntas de comprensión para “Rebelde”
1. ¿Por qué será “un escándalo” en la barca de Caronte la que habla? 2. En la segunda estrofa, ¿con qué se compara la hablante? 3. ¿Qué valor dramático tiene la frase “cual conquista de vándalo” (v. 14)? 4. ¿Qué tipo de rebeldía se presenta en el poema?